TEMA: LOS TRES ENEMIGOS DEL CRISTIANO
Romanos 7:18-25
Y yo sé que, en mí, esto es, en mi carne, no
mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque
no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si
hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así
que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque
según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley
en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva
cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. !!Miserable de mí!
¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo
Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con
la carne a la ley del pecado.
La biblia nos advierte que,
en la carrera cristiana, tenemos tres enemigos que amenazan nuestra integridad
espiritual y que unidos buscarán la forma de destruirnos e impedir que
terminemos la carrera que nos es propuesta.
1. El diablo
Querubín desechado por Dios por rebelarse contra Dios.
El diablo es considerado
el enemigo de Dios y enemigo nuestro, él busca nuestro mal y tratara de
destruirnos junto a la 3ª parte de ángeles caídos organizados y especializados
como “principados, potestades, gobernadores de tinieblas, malicias
espirituales”
Efesios 6:12 nos dice: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes
La biblia nos advierte a
resistirle y no dar lugar al diablo, abriéndole puertas de nuestra vida
cristiana.
(Efesios 4:27 «…ni deis
lugar al diablo…»)
También nos instruye de
cómo hacerle frente y salir triunfantes.
(Santiago
4:7 «…Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros…)
Nunca podremos vencer al
diablo con nuestras propias fuerzas, que, aunque esta derrotado por Jesús, sus
estrategias y maquinaciones terminan destruyendo a los hijos de Dios, pues es
padre de mentira y peca desde el principio, es decir que por milenios ha
maquinado perfeccionando sus estrategias de destrucción es muy hábil para
engañar, seducir y torcer las mismas escrituras, el creyente que vive
desapercibido y distraído será blanco fácil de ataque y destrucción.
1 Pedro 5:8 dice que el
diablo anda alrededor de cada cristiano buscando como destruirlo.
Debemos de vestirnos de
toda la armadura de Dios. Es nuestra responsabilidad de tomarla y de vestirnos
para salir triunfantes de todas las asechanzas del diablo.
(Efesios 6:10-11 «…Por lo demás, hermanos míos, confortaos en
el Señor, y en la potencia de su fortaleza. Vestíos de toda la armadura de
Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo…»)
II. El mundo.
Sistema
mundanal que atrae a los creyentes a amarlo más que a Dios.
Fama, poder, riquezas,
bienes, modas, costumbres, tradiciones. Desde la caída de Adán y Eva el mundo
ha estado bajo control de Satanás y promueve toda clase de pasatiempos, modas,
costumbres y controla las riquezas, el poder y la fama, ofreciéndola a quien él
quiere, especialmente a los hijos de Dios para atraerlos y esclavizarlos, Se
las ofreció a Jesús cuando fue tentado en el desierto.
La palabra de Dios nos
advierte que amar al mundo anteponiéndolo entre Dios y nosotros es convertirnos
en sus enemigos.
Santiago 4:4 «…¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo
es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios…»
1 Juan 2:15-17 «…No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay
en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de
la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos;
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre…»
Jesús dijo que, aunque
estamos en el mundo, no pertenecemos a este mundo, somos peregrinos y
extranjeros, nuestra patria esta en los cielos, aquí en esta tierra somos
embajadores del Dios altísimo.
(Juan 17:16 «…No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.»)
Podemos lograr fama,
pero ser humildes, lograr fortuna, pero no ser codiciosos, avaros y mezquinos
sino generosos, tener poder, pero ser sencillos. Debemos de ser diferentes
a los del mundo, salir del mundo, morir para el mundo, no amistarnos con él.
Juan 16:33 «…Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En
el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo…»
III. La carne.
La
naturaleza carnal controlada por el pecado original
En
la Biblia encontramos Las concupiscencias: Santiago 1:14-15 «…sino
que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y
seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte…»
También nos habla de los pecados de la
carne: Gálatas 5:19-21 «…Y manifiestas son las obras de la
carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios…»
Hubo un rey que
estableció una ley que quien cometiera pecados, desordenes y crímenes les
fueran amputadas las partes de su cuerpo. Así que a los ladrones les cortaban
las manos, a los chismosos y mentirosos la lengua y eran encerrados en
calabozos.
Pero su plan fracasó
porque aún sin manos seguían robando a través de sus cómplices, quedando
demostrado que el origen del mal era algo interno de su naturaleza carnal y
pecaminosa.
La biblia nos demuestra
que el pecado en el hombre comienza y se manifiesta de afuera hacia adentro, a
través de las ventanas del alma… los ojos, los oídos, pasando por la mente y procesándose
en las concupiscencias (que son los deseos y pasiones del hombre) para derribar
el seguro de la puerta de nuestra voluntad y así anidarse en el corazón.
Santiago 1:13-15 «…Cuando alguno es
tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser
tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado,
cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia,
después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da
a luz la muerte…»
Así también la palabra
de Dios nos habla que la salvación en todos sus efectos comienza de adentro
hacia afuera.
Cuando el pecador se
arrepiente y confiesa sus pecados Dios trae a su vida justificación por medio
de la sangre de Jesús y así comienza el proceso de la santificación. Es decir
que el nuevo nacimiento es instantáneo sucede en un momento, pero la
santificación es el proceso de toda la vida cristiana.
Así que si no hay
arrepentimiento que es la transformación interior = metamorfosis de gusano a
mariposa, cualquier intento de querer cambiar de vida y ser nueva criatura
nunca sucederá.
El hombre solo será un
religioso atado a sistemas de humanismo, pero no tendrá una relación personal
con su creador.
Proverbios
4:18 «…Mas
la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento
hasta que el día es perfecto.»
La carne se vence sometiéndola
y sujetándola con la ayuda del Espíritu Santo. Debemos saber que la
carne no se espiritualiza ni con el paso del tiempo, ni aun viviendo una vida
consagrada a Dios, porque por naturaleza lleva consigo el pecado original y
cuando el creyente se descuida relajándose espiritualmente, la carne como una
fiera en su instinto y naturaleza nos destruirá aplastándonos en el pecado.
El espíritu del hombre jamás podría adaptarse a la
carne pues la intención de nuestro espíritu es anhelar a Dios, mientras que la
de la carne con sus deseos y pasiones pecaminosas es amar al mundo y el pecado
y hacer lo malo.
Lo que leímos al principio como la lectura
principal
Romanos
7:18-25 porque
el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que
quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
Cuando suceda el rapto de la iglesia, nuestros
cuerpos serán adaptados al espíritu, pues la palabra dice que resucitaremos con
cuerpos espirituales sin ninguna intención de hacer el mal.
La carne se alimenta de los deseos pecaminosos, le
agrada y se complace en la pereza, la inmoralidad, odiar, escuchar chismes,
hacer alianzas con pecadores, ama el quedarse en casa en días de culto, se
resiste, cuando planeamos leer la biblia nos da sueño, se opone a orar, ayunar,
perdonar, los cultos se hacen aburridos, la senda cristiana parece sin
atractivo, se prefiere lo del mundo: fama, poder, riquezas pues da la
apariencia de ser bueno, apetitoso y hermoso.
Así que cuando más alimentamos la carne con sus
deseos y pasiones, más debilitamos a nuestro espíritu convirtiéndolo en esclavo
y siervo, convirtiéndose la carne en amo y señor de todas tus acciones y
decisiones.
Conclusión
En la vida cristiana existe una lucha constante
del espíritu contra la carne, si no alimentamos, ejercitamos, entrenamos y
cuidamos nuestro espíritu, terminaremos en la carne.
El plan perfecto de Dios en nuestra vida cristiana
es que en nuestro ser exista una correcta correspondencia de orden. Que nuestro
espíritu sea el amo, nuestra alma el mayordomo y nuestra carne el esclavo. Solo
así podremos llevar una vida acorde a los principios de la vida cristiana.
Si vivimos guiados y conforme al Espíritu Santo
somos vencedores contra la ley del pecado
(Gálatas
5:22-23 «…Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay
ley…»)
Dios les bendiga y sean bendecidos y prosperados
en todas las cosas que haga.
Que la honra y la gloria
sean para Dios.