El cristiano sabe que la fuente de su
fe y de su persistencia en el camino es la Palabra de Dios, la segunda carta de
Pedro nos da por lo menos tres razones
para perseverar en la palabra.
Perseverar
en la palabra para:
01.-
Participar de lo divino
02.-
Reconocer a los falsos maestros.
03.-
Estar listos al regreso del Señor.
01.- PARA PARTICIPAR EN LO
DIVINO
Participar en lo divino es participar
de sus promesas: Sin perseverar en su Palabra no es posible.
“Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y
grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la
naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a cargo
de la concupiscencia.”
2
PEDRO 1:4 (RV1960)
“preciosas
y grandísimas promesas”, son las promesas de vida abundante y eterna, por
tanto el resultado de las promesas preciosas de la salvación es que los
creyentes se convierten en los hijos de Dios en la era presente por lo cual
participan de la naturaleza de Dios y toman posesión de su vida eterna.
Condiciones para participar en lo divino:
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por
esto mismo, añadid a vuestra fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al
conocimiento, dominio propio; al dominio propio paciencia; a la paciencia,
piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si
estas cosas están en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin
fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.”
2
PEDRO 1:5-8 (RV1960)
Si estas cualidades cristianas no
están presentes en la vida de un creyente, será imposible distinguirlo de un
malhechor o de un creyente superficial, pero cuando estas cualidades aumentan
en la vida de un cristiano, se da la manifestación “de la naturaleza divina” dentro del creyente.
El que no acata las condiciones:
“Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista
muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos
pecados.”
2
PEDRO 1:9 (RV1960)
“tiene
la vista muy corta; es ciego”, Un cristiano de profesión que carece
de las virtudes mencionadas en 2 PEDRO 1:5-8 es
incapaz de discernir su condición espiritual verdadera y por ende no puede
tener la seguridad de su salvación.
02.- PARA RECONOCER A LOS
FALSOS MAESTROS
La palabra nos ayuda a reconocer los
falsos maestros que salen de entre nosotros:
“Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de
los cuales el camino de la verdad será blasfemado.”
2
PEDRO 2:2 (RV1960)
“Y
muchos seguirán sus disoluciones.” Muchas personas profesarán ser
cristianas pero negarán el señorío de Cristo sobre la vida de cada una de ellas
al negarse a vivir como siervos obedientes de Cristo y su palabra y seguir en
cambio los deseos de la carne, el mundo y el diablo. Por trágico que sea, esos
cristianos nominales serán incluidos en la condenación a que el Señor someterá
a los hipócritas en el juico (Léase también MATEO 7:21-23)
La Palabra nos ayuda a entender su conducta:
“Y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne,
andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y
contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los
ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de
maldición contra ellas delante del Señor. Pero éstos hablando mal de cosas que
no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción,
perecerán en su propia perdición.”
2
PEDRO 2:10-12
(RV1960)
Los falsos maestros no pueden ir más
allá de sus propios instintos y en consecuencia serán destruidos por la necedad
de esas pasiones.
La Palabra nos ayuda a entender su fin:
“Recibiendo el galardón de su injusticia, ya que
tiene por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y
manchas, quienes aún mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores”
2
PEDRO 2:13 (RV1960)
Los maestros falsos daban la impresión
de que enseñaban la verdad mientras se sentaban con los cristianos en los
banquetes de amor ágape en la iglesia, pero aprovechaban esas reuniones para
portarse con arrogancia e inmoralidad que corrompían el compañerismo cristiano.
Aunque trataban de cubrir su corrupción con lenguaje religioso, eran como
manchas repugnantes en la congregación.
03.- PARA ESTAR LISTOS AL
REGRESO DEL SEÑOR
Listos de los burladores que vienen antes del
Señor:
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días
vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, diciendo: ¿Dónde
está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres
durmieron todas las cosas permanecen así como desde el principio de la
creación”
2
PEDRO 3:3-4 (RV1960)
Una de las razones principales por las
que se burlan de la segunda venida de Jesucristo los falsos maestros que no
conocen la verdad ni a Dios y que carecen de todo recurso para frenar sus
lujurias, es que quieren buscar placeres sexuales impuros sin sufrir
consecuencias, sin tener que frenar la retribución divina. Quieren una
escatología que se ajuste y se rebaje a su conducta vil.
(Véase también… 2 PEDRO 2:2)
Listos para esperar pacientemente:
“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el
Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.”
2
PEDRO 3:8-9 (RV1960)
La razón por la tardanza de la venida
de Cristo y los juicios terribles que la acompañan no es que Dios se demore en
cumplir su promesa o porque Él quiera juzgar a más personas malvadas, no porque
Él sea impotente frente a la maldad. Todo lo contrario, Él retrasa su venida
porque es paciente y desea dar todo el tiempo necesario y suficiente para que
su pueblo se arrepienta.
Listos para recibirle en cualquier momento:
“Pero el día del señor vendrá como ladrón en la
noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos
ardientes serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán
quemadas. Puesto que todas esas cosas han de ser deshechas, como no debéis
vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir.”
2
PEDRO 3:10-11
(RV1960)
“santa
y piadosa”
es la conducta que debe caracterizar la vida del cristiano, siempre separada
del pecado y apartada para Dios. La piedad tiene que ver con la reverencia a
Dios que debe ser la actitud del cristiano en todos los aspectos de su vida.
Listos para ver los cielos nuevos y tierras nuevas:
“Esperando y apresurándoos para la venida del día
de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán desechos, y los elementos
siendo quemados se fundirán; Pero nosotros esperamos, según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”
2
PEDRO 3:12-13 (RV1960)
El nuevo mundo donde mora la justicia
requiere que el Señor destruya primero el universo antiguo que había sido
sometido a la maldición del pecado.
Listos con diligencia:
“Por lo cual, oh amados, estando en espera de
estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e
irreprensibles, en paz.”
2
PEDRO 3:14 (RV1960)
Cuando Cristo regrese, cada cristiano
disfrutará la paz de Cristo sin preocupación ni temor alguno por el Día del
Señor o el juicio de Cristo.
Tener esta paz significa que el
cristiano está seguro y firme en su salvación y en una vida de obediencia a
Cristo.
CONCLUSIÓN
1.-
El perseverar en la Palabra de Dios nos abre las puertas a muchas cosas
que no podemos encontrar en otro lugar.
2.- Perseverar en su Palabra nos ayuda
a ser partícipes de lo divino, de sus bendiciones y de todo lo que podemos
encontrar dentro de su Palabra.
3.- Perseverar en su palabra nos da
las herramientas suficientes para darnos cuenta de aquellos que enseñan falsa
doctrina, saber cómo actúan y el castigo que les espera, para que de ese modo
procuremos siempre la verdad.
4.- Perseverar en la Palabra de igual
modo nos ayuda a estar preparados para el regreso del Señor Jesucristo, para
que no seamos engañados, para resistir a los que se burlan de nuestra espera y
para entender la paciencia de Dios, pero sobre todo para entender que cuando
Cristo venga por los suyos, veremos la recompensa que no se compara con lo que
ahora conocemos.
Que Dios te bendiga
grandemente…